El camino a todas las cosas grandes
Pasa por el silencio.
Friedrich Nietzsche
Hace unos días conversaba con un grupo de personas, y surgió
en la conversación, que yo era una persona callada, y eso me hizo reflexionar…
yo no me tengo por tal, tampoco soy el alma de las fiestas, y es cierto que
prefiero el papel de observadora que el de comunicadora activa.
Posiblemente mi crianza rodeada de mujeres fuertes,
comunicadoras natas y con una gran capacidad para compartir, hizo de mi el
papel complementario; siento que el silencio está infravalorado, y es que para
que alguien se pueda expresar, otra persona tiene que escuchar… y esa soy yo,
no porque no pueda hacer otra, sino todo lo contrario, porque me gusta hacerlo!
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Saber lo que otro opina o piensa, conocer las opciones, y
aprender… siempre aprender, es algo que me entusiasma, y que me permite
desarrollarme como persona; me da pena que no se entienda la escucha como lo
que es, un regalo que se hace a los demás, a la persona que nos deleita con su
conversación y que nos está compartiendo lo más importante que tiene: su
opinión.
He aprendido con el paso de los años a disfrutar de la
capacidad de sorprenderme del ser humano, y me gusta pensar que escuchar es el
mejor de los regalos, das margen a que otro pueda sentirse escuchado y
valorado, y eso, a mi entender, no tiene precio.
Tal vez la próxima vez que vayas a decir que tienes un amigo
o una compañera callada, estaría bien que analizases si su posición es la de
dejar que tú tomes el protagonismo de la relación, y agradece por tener la
posibilidad de disfrutarlo.
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