Aunque nadie puede volver atrás y
hacer un nuevo comienzo, cualquiera
puede comenzar a partir de ahora
y crear un nuevo final.
Carl Bard
Esta semana he tenido la ocasión de tener una de esas charlas que me resultan tan útiles e inspiradoras, y me siento afortunada por ello. Los objetivos, las metas, los desafíos que te marcas son mucho más accesibles cuando conoces el para qué, y es la mejor forma de poner los piés en tierra y comenzar el camino hacia tus sueños.
No se trata de hacer nada para lo que no estés preparado, pero tal vez se trata de ver con ojos nuevos el camino, aportar la lógica a lo que haces, y entender el motivo es siempre un aliciente a mayores que te ayuda a desarrollar lo mejor de ti.
Tener la posibilidad de aprender nuevas formas de no errar, aprender de los desafíos y compartirlos con el equipo con el que trabajas se puede volver magia si confías lo suficiente para entender que todo tiene un proceso, y que el camino hay que hacerlo acompañado.
La era de la tecnología ha hecho replantear el sistema de comunicación con los equipos, y se han adaptado bien a la nueva realidad como medida transitoria, pero es imposible adecuar de repente todos los cambios que se avecinan a raíz del teletrabajo y todas las mejoras que van a tener que implementarse para que el alto desempeño, que es más que posible, se logre sin grandes reticencias.
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Imagen de Robert Armstrong en Pixabay |
Conocer y desafiar los retos que nos acompañan en el día a día consiguen que tengamos la ocasión de centrarnos cada vez más en lo inmediato, sin prestar especial atención al medio plazo que es justamente donde necesitamos desarrollar nuestra capacidad para no sucumbir al momento; ser analítico, tener visión y poder compartirla hoy en día más que nunca son armas que nos resultan muy útiles para no decaer y entender claramente las necesidades que el entorno VUCA nos genera, al mismo tiempo que nos plantea un nuevo reto: ¿qué esperan mis compañeros?¿qué espera el equipo, mis clientes, mis proveedores?
Poder aportar un poco de calma en todo ese vértigo es la capacidad que tiene el Coaching de Equipos, cuando vuelves generador de soluciones a todas las personas con las que trabajas, pero no desde la individualidad sino desde lo colectivo, engrandeciendo así el compromiso con los resultados: es más que una opción, un regalo.
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