Deja que cada hombre
ejerza el arte que
domina.
Aristófanes
He aprendido que
siempre hay personas dispuestas a “ponerle puertas al campo” y en los días que
nos toca vivir, no se me ocurre forma más absurda de ponerte una limitación
innecesaria tú misma; ésta semana, a raíz de las fechas que vivimos, he tenido
la oportunidad entre celebración y celebración, de encontrarme con una persona
que me lo ha vuelto a confirmar.
Me molestan (desde
siempre) las verdades absolutas, las certezas de lo que se cree irrefutable y
especialmente cuando aseveras no tener capacidad para cambiar cosas, que sin
duda, dependen de uno mismo e incluso, del propio mercado.
Hace años que soy
consciente que el coaching genera tantos admiradores como detractores, yo misma
soy muy consciente de las implicaciones que conlleva y que no tiene la misma
aceptación por todos, incluso, que no todo el mundo está capacitado para ser
coach, ni siquiera que los momentos vitales influyen en tu capacidad para leer
y acompañar a las personas… puedo estar de acuerdo en muchas cosas, en la que
no lo estoy, seguro, es en que un título universitario es quien determine que
actividad profesional puedes desarrollar.
Conozco excelentes
psicólogos, y algunos que no lo son tanto, igual que conozco abogados
brillantes y otros que son del montón, pero no se me ocurre decir quien puede
ejercer ninguna de las actividades: es evidente que la persona que es buena en
su profesión tendrá no sólo más salida profesional, sino más recorrido y
clientes que alguien que no lo sea, pero el propio mercado, con toda la
crueldad que da la realidad, es quien pone a cada uno en su lugar, y no es de
otra forma.
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Imagen gratuita Pixabay |
Siempre me han
molestado las prohibiciones tajantes, las respeto como no puede ser de otra
forma cuando vienen de la autoridad competente para hacerlo, porque son las
reglas que todos nos hemos dado, pero que una mera opinión intente condicionar
la actividad profesional o personal de alguien… no, eso no es admisible para mí;
hace años que las actividades profesionales están inmersas en plena revolución,
y que ya no existen líneas divisorias férreas como existían antes, así que salvo
que seas de una titulación muy específica (ingeniero, médico…) todos tenemos
derecho y el deber de formarnos y aprender, cada uno en aquello que cree le
puede reportar más, o ayudar a quitar lo mejor de la vida de las personas.
No acabo de ver la
línea divisoria que es tan difusa para otros, ya que en el fondo, de nuevo,
estamos en manos de nuestros clientes y ellos son los mejores jueces para
señalar el camino de nuestra actividad,
y contarnos claramente quien si y quien no, puede desarrollar cada
profesión.
Feliz semana!!