Delegar el trabajo siempre funciona,
Siempre que el que delega el trabajo también trabaje.
Robert Half
Los que habitualmente leéis este rinconcito de espacio
cibernético, conocéis ya mi tendencia natural de serie a trabajar en equipo;
ferviente defensora y creyente de las múltiples oportunidades que la unión de
diferentes mentes nos brindan para acercarnos a la no ya tan nueva realidad que
vivimos, y al mismo tiempo, pilar por excelencia que te da la fuerza para
conseguir tus objetivos, sean grandes, pequeños, o no alcanzados todavía por nadie.
El reto de adecuarte o quedarte fuera de la realidad, ya no
es una amenaza sino un hecho, y me sorprende la cantidad de resistencias que
todavía algunas personas creen que se pueden permitir, cuando la realidad es
que el tiempo que se dedica a negar la evidencia, únicamente te aleja de la
consecución de tus propias metas.
Otra de las características que forman parte de mi esencia
es la confidencialidad, por supuesto la protección de datos ya había llegado a
mí en forma de discreción mucho antes de que el nuevo Reglamento Europeo
empezase a poner sobre la mesa la regulación de la misma, por eso me limito,
nuevamente, a comentar la anécdota vivida esta semana con un equipo de trabajo,
que en el fondo, puede ser cualquiera: el tuyo, el mío, el de la empresa que
está a tu lado, tu cliente o proveedor…
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Alguien que cree que trabajar en equipo es sólo
responsabilidad de las personas que tienes a tu cargo se está equivocando:
antes ser jefe era útil, una mente brillante determinando quien hacía qué y en
que momento, pero en la actualidad, el paradigma social y los intereses
personales que vivimos, hace que el modelo necesite otro tipo de gestor:
alguien preocupado por conocer las motivaciones de las personas con las que
trabaja, y que centre sus esfuerzos en unirlas con los objetivos empresariales;
me chirría escuchar que el líder que requiere hoy en día la organización “no
trabaja” y que “yo tengo que hacerlo todo” porque nada hay más importante que
una buena/correcta, planificación, y pensarla requiere bajo mi humilde punto de
vista, el mayor no sólo de los respetos, sino la admiración: la capacidad para
hacerlo, en un entorno cambiante, con equipos diversos, un grupo amplio de
generaciones trabajando por motivaciones diferentes… más que un responsable de
equipo, hoy en día se buscan magos que sepan sacar al conejo de la chistera,
sin herirle y devolviéndole a su hábitat sano y salvo para cerrar la cuadratura
del círculo y tener ya si, a todo el equipo contento.
Y tú, ¿también crees que el responsable de tu equipo no
trabaja?
Feliz semana!
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