Es posible que no lleguemos a nuestro destino
si nos detenemos a arrojar piedras
a cada perro que nos ladra
Winston Churchill
Estamos viviendo la paradoja de convivir diferentes
generaciones en el mercado laboral, y digo paradoja porque lo que a priori
debería ser enriquecedor, no lo es tanto cuando la tolerancia y diversidad no
está presente en el entorno.
Esta semana hablaba con un compañero que me contaba su
insatisfacción vital por la actividad que está desarrollando; sin llegar a
conocer el motivo exacto, sabía que algo no estaba bien y le asustaba pensar
que cuanto más pensaba sobre ello, la solución recurrente era dejar su actual
posición laboral; hablamos, reímos, en algún momento casi lloramos… terapia en
toda regla que nos sirvió para analizar juntos la necesidad de “romper” la zona
de confort propia, generando una onda en nuestro entorno que va más allá de lo
individual para afectar a nuestro entorno, y eso, es lo que más pesaba en ésta
persona para tomar una decisión (más bien para verbalizarla, porque por la
conversación que mantuvimos, tomada ya está) sobre su futuro más inmediato.
Hicimos juntos una lista, pros y contra de las diferentes
opciones, y es curioso que llegásemos a un listado de razones por las que se
puede abandonar un trabajo que me pareció muy válido para generalizar:
1.- Tu trabajo te aburre, no consigues aprender nada nuevo
y sabes incesablemente que un día tras otro, estás haciendo lo mismo.
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Imagen gratuita Banco Pixabay |
2.- Estás tan ocupado trabajando, tan absorto, que no
tienes tiempo para hacer absolutamente nada más, es decir, no tienes vida fuera
de tu actividad laboral.
3.- Cuando consigues algún hito, nadie te recompensa ni
económica ni verbalmente: los momentos importantes para ti pasan desapercibidos
para tus compañeros y responsables.
4.- Tu salario no llega a fin de mes: no se trata de que
quieras viajar todos los meses, pero tener la sensación de llegar a vivir sin
la presión de la falta de dinero es importante para cualquier individuo, y
tampoco ves la forma de progresar en tu actividad, ni por promoción interna ni
por cambios laterales de posición que te permita obtener nuevas habilidades,
mejorar tu empleabilidad.
5.- No tienes
referentes, ningún mentor ni guía que te ayude en la vorágine de cualquier
organización, que sea tu faro, tanto para aprender como para apoyarte cuando
tienes una buena idea y nadie quiere llevarla a cabo, en muchos casos, ni
siquiera escucharla.
Una vez que llegamos aquí, empezaron a florecer muchas
otras ideas: Odias el trayecto al trabajo, (sólo pensar en él te hace sudar) y además,
cuando llegas, la hostilidad y la tensión es palpable; te molesta salir a tomar
café con los demás, por mucho que sea una norma no escrita de buena relación,
etc
En definitiva, llegamos a la conclusión de que en
cualquiera de éstas situaciones, el problema principal no es la organización,
eres tú, que de forma activa o pasiva, te has desvinculado de manera emocional
de la organización y sea quien sea el que tenga la razón o los motivos, en
muchos casos, no es suficiente hablarlo abiertamente con tu responsable: a veces,
en beneficio propio, la mejor solución es dejar atrás ésta experiencia para
permitirte aprender, seguir tu camino, ya que es bien sabido que aunque las
generaciones de edad más avanzada siempre han buscado la estabilidad y dedicar
su tiempo libre a sus hobbies, hoy en día, en la realidad líquida y fluida que
vivimos, las generaciones más jóvenes buscan lo contrario: saben que el poder
adquisitivo es posible que no llegue a ser el de las generaciones anteriores,
así que renuncian a cambio de vivir más acorde con su estilo de vida, con las
cosas que le motivan y le hacen feliz.
No se trata de que generación tiene la razón, son momentos
históricos completamente diferentes y como tal hay que entenderlos, así que de
nuevo, la reflexión fundamental a la que llegamos 2hs y un café después, es que
lo importante es vivir cómodo contigo mismo, es la única forma.
Feliz semana!