No basta la buena voluntad,
si intentas apagar el fuego con gasolina.
Roberto el Negro Fontanarrosa
Solemos hablar mucho, y muchas veces (yo la primera) sobre
los conflictos, y diría que no es culpa de nadie: son inherentes al ser humano,
y lo único que existe es la capacidad para superarlos o enfrentarse a ellos
para poder resolverlos.
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Tanto el modelo de Rahim y Bonoma como el de Pruitt y
Rubin tienen en cuenta el interés, el interés en uno mismo y en el otro, o en
los resultados que se alcanzan: desde la evitación (bajo interés de ambas
variables) a la integración (alto interés de las 2) a la inacción (el bajo interés
por los resultados propios y de otros) a la solución de los problemas (alto interés
por los resultados propios y de otros)
En el modelo de Lewicky y Hiam se consideran 2
dimensiones: la importancia del resultado (importancia del mejor resultado,
disposición a sacrificar el resultado, predisposición para el mejor resultado, importancia
hasta un punto, no importa el resultado) y de la relación interpersonal (si
existe relación previa positiva o negativa, deseo y/o compromiso de mantenerla,
nivel de comunicación, la duración y la historia)
En éste modelo, hablamos del compromiso en el momento en
que encontramos la relación equitativa entre la relación que queremos mantener
y los resultados que debemos obtener.
La comunicación puede ser de varios tipos si tratamos un
conflicto,
1.- Pasiva, con expresiones verbales prácticamente nula,
no verbales serias, y para-verbales con intervenciones escuetas y silencios
prolongados.
2.- Agresiva, con
expresiones verbales críticas, imperativos y expresiones amenazantes, no
verbales que muestran una expresión tensa y para-verbales con un tiempo de
habla excesivo.
3.- Asertiva, con expresiones verbales que usan la primera
persona, no verbales con expresiones distendidas acordes con la situación y
para-verbales que permite la interacción comunicativa: está ligada sin duda de
forma directa, la mejor comunicación con los mejores resultados y por supuesto,
con la mejor relación entre las partes.
Pero sin duda, lo más importante son las habilidades que
tengas para poder resolverlo: habilidad para emitir libre información, para
hacer autorevelaciones, para la escucha activa y la empatía, para formular
críticas, para solicitar cambios en el comportamiento o realización de tareas,
expresar opiniones o criterios diferentes a los de otros miembros del equipo,
para pedir que otro confirme o exprese desacuerdo, para resumir, para hacer
preguntas, para hacer elogios…
Todo ello nos llevan a soluciones ante los problemas de
comunicación en la resolución ya que es un factor importante para negociar;
tener voluntad de resolver un conflicto hay que tener voluntad de hablar entre
partes, no ocasionar malos entendidos y prestar atención a la otra parte; hay
que aprender a hablar para ser entendido, hablar con un propósito, y
acostumbrar a hablar sobre uno mismo, no sobre los demás…
El proceso nos lleva al camino desde la empatía a la
antipatía y viceversa, de uno depende el flujo de la comunicación y la
dirección en que lo recorre…
¿te apuntas? Feliz semana!
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