Pies, para que los quiero
si tengo alas para volar.
Frida Kahlo
Me he dado cuenta hoy, leyendo algunas noticias en prensa, que
hace ya algún tiempo (demasiado) hablé del famoso techo de cristal que tanto
nos afecta y que por supuesto es difícil entender.
Escribí hace algunos años un post, en un blog previo a éste,
respecto al tema y hoy me he sorprendido dando un vuelco a algunas de las cosas
que allí relataba; seguramente se trata de la evolución lógica que se puede
esperar tras algunos años de encuentros y desengaños con el mercado laboral,
pero lo más importante, es lo que marca el aprendizaje vivido a través de la
experiencia.
Me llama la atención desde hace tiempo la baja visibilidad
del perfil femenino con poder gestor en la organización, salvo cuando hablamos
del área de RRHH o de calidad; en estos dos casos, la visibilidad es
manifiestamente mayor y cuando se tratan de foros, reuniones o exposiciones en
público, está normalizado socialmente que así sea.
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Banco gratuito Pixabay |
Hoy mismo he leído un titular bajo una de estas fotos
femeninas 100% y por el lema que acompañaba, claramente se visibilizaba la idea
de “cambiar el mundo” por y para las personas. Desconozco los estudios que
determinan que porcentaje de personas que inician el grado de Relaciones Laborales lo hacen bajo la
premisa de cambiar el mundo de los compañeros de trabajo futuro, pero me
sorprendería que tuviesen esa motivación cuando realmente deben ser conscientes
de que el mundo que hoy tenemos, no será el mismo mañana, ni dentro de 6 meses…
imposible “acertar” lo que estaremos viviendo en el plazo de tiempo razonable
en que van a ocupar un puesto donde puedan aportar valor para ese cambio
paradigmático; ¿mayoritariamente las personas que quieren ayudar a gestionarlo
son mujeres? ¿no hay hombres que quieran intentarlo?
Resulta obvio que si, y de hecho en la empresa familiar, el salto generacional está posicionando a la mujer en el lugar para el que es válida, y en muchos casos, hablamos de la posición de responsable de negocio, el CEO; La familia que quiere seguir adelante y sobrevivir, es consciente ya de que necesita al mejor, y que no se mide por el sexo de un hijo; se juegan demasiado para que sea de otra forma.
Resulta obvio que si, y de hecho en la empresa familiar, el salto generacional está posicionando a la mujer en el lugar para el que es válida, y en muchos casos, hablamos de la posición de responsable de negocio, el CEO; La familia que quiere seguir adelante y sobrevivir, es consciente ya de que necesita al mejor, y que no se mide por el sexo de un hijo; se juegan demasiado para que sea de otra forma.
Yo misma, hace unos años estudié Empresariales (lo que hoy
en día es Administración de Empresas) y mi idea inicial al incorporarme al
mercado laborar era evidentemente la de poder gestionar, en el amplio sentido
de la palabra… Unos cuantos años después no he perdido esa meta, sigue fija,
pero si he aprendido a conocer aquello que quiero gestionar, y sobre todo, el
precio que debo pagar por hacerlo.
A medida que avanzamos en nuestra carrera profesional,
tod@s, (hombres y mujeres) buscamos encontrarnos cómodos en el papel, y muchas veces,
esa comodidad es la que determina el nombre del puesto que ocupamos, lo cual no
significa que debamos renunciar a ascender, tal vez la siguiente revolución
laboral será aprender que no necesitas ser un CEO para cambiar el mundo, y que
el nombre del puesto que ocupas en la organización no determina la relevancia
de tu aportación para ese cambio global…
Tal vez, y sólo tal vez, en no demasiadas generaciones el
techo de cristal será otro símbolo del pasado, cómo lo puede ser hoy el
teléfono fijo, o la TV.
Hay una frase que marcó mi desarrollo profesional cuando la
escuché de boca de un ex ministro francés: “España siempre ha sido un país de guerra de guerrillas” y no olvidemos nunca, que dentro de estas guerrillas, de Norte a
Sur y de Este a Oeste, las mujeres han tenido mucho que decir y aportar para
que funcionasen.
Es absurdo creer, que en ésta ocasión va a ser distinto...
Feliz
semana
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