El único error real es aquel
del que no aprendemos nada
Uno de los grandes retos de la
gestión de equipos es no detectar a tiempo el talento, no saber usarlo ni
dejarlo brotar; obviamente esta situación se vuelve insostenible y provoca el
abandono radical de puesto de trabajo, volviendo al tópico de huir de un jefe,
no del trabajo en si.
En la era que nos toca vivir,
rodeados de inteligencia artificial parece absurdo renegar de la única ventaja
real y útil de la que disponemos los humanos: la capacidad de pensar; provoca
serios daños limitar a las personas que nos rodean, no es extraño conocer
grupos de personas que trabajan bajo el amparo de una marca (empresa) pero que
ninguna ligazón tienen entre si salvo la competencia por ser el “elegido”
sucesor para el ascenso…
El trabajo no debería embrutecer en
la era de la tecnología pero sin embargo estamos a merced de los designios de
los mandos intermedios: siempre es un puesto crítico para el crecimiento y
desarrollo de negocio, equipo y personas, entendiendo que si esto no se produce
algo no estamos haciendo bien: carecer de empatía, de interés por el prójimo,
de análisis… puede ser el mayor de los errores ya que las matemáticas, los
números no mienten, son exactos, pero los humanos necesitamos más apoyo y
soporte para tomar las decisiones ajustadas a la necesidad empresarial.
En mi incorporación al mercado
laboral, descubrí este talón de aquiles de las empresas, y desde entonces sigo
disfrutando cada trabajo en el que puedo aportar valor para salvar estos
puestos, y sobre todo, a los equipos que de ellos dependen; resulta abrumador tener miedo a pedir vacaciones, es absurdo no poder expresar en alto una
opinión, innecesario e imprudente perder una buena idea por no tener relación
con un superior: la horizontalidad de las organizaciones no es casual, tiene su origen en miles de pequeños ejemplos como éstos…
Todas ellas son señales inequívocas
de que algo no se está haciendo bien, pero todavía queda un largo camino de
reeducación, de mentoring, de disfrutar del camino juntos y no en contra.
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¿Se puede hacer? Si ¿se debe hacer?
Claro! En caso contrario, estás condenando al fracaso cualquier negocio u
oportunidad de crecimiento, pero lo peor es que te estás condenando a ti al
fracaso!
Es legítimo y sano mejorar, querer
tener un puesto mejor, una vida más cómoda y fácil, pero si nos negamos a
aprender, a gestionar, lo único que hacemos es privarnos la posibilidad de todo
ello: acostumbrarnos a que el compañero no es mi enemigo sino mi aliado es
básico para poder afrontar los problemas del día a día, exactamente igual que
esperas de tu pareja apoyo, y no por mostrar debilidad te va a perjudicar,
tampoco hacerlo con tu equipo va a hacerlo: una buena selección es clave, no
ser manipulador ni obsesivo controlador es básico.
Feliz semana,
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