El
verdadero heroísmo está en transformar
los
deseos en realidades y las ideas en hechos.
Castelao
Hay equipos y equipos, y personas y
personas.
Vivimos un tiempo tan nuevo, tan
genéricamente innovador, que nunca sabes donde vas a encontrarte la clave del
éxito, sea personal o profesional.
Hace días, he trabajado con un equipo
(más bien grupo) dedicado a un colectivo de profesionales; siempre los colegios
son para mí fuente de alegría, orgullo, y especialmente aprendizaje, pero en
este caso concreto, todos esos sentimientos se han visto multiplicados por la
inevitable vinculación personal que hacia ellos tengo.
Es duro despertarse una mañana y descubrir
que todo aquello que conocías ha terminado, que el famoso “por que lo digo yo”
no es válido, y como gestionar la cooperación intergeneracional, en muchos
casos se vuelve ciencia ficción al chocar trenes que llevan igual dirección y
diferente sentido: unos llegan, y otros están saliendo de la estación, es
decir, algunos llegan al ámbito laboral y tienen todas las ganas y mucha
ilusión, fuerza, compromiso… y otros están tachando días en el calendario para
empezar a disfrutar la jubilación.
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Imagen CC0 Banco Pixabay |
Si además de eso, sumas el diferente
tipo de lenguaje, las costumbres personales, los hábitos y las ganas de agradar
del recién llegado, lo único que puedes conseguir es que el propio conjunto de
personas pierdan identidad grupal, que resulte difícil tener visión de
conjunto, e imposible estar motivado para los objetivos comunes; darle la vuelta
a esto se gestiona a través de un proceso de gestión de cambio, y aunque a
veces, tienes que gestionar también “el dogma de fé” que supone para el
cliente, es inevitable, todos son conscientes que si hacen algo pueden fallar,
pero sino hacen nada, están condenados al fallo inevitablemente: trabajar entre
el susto fuerte o la muerte no es agradable, pero también es un reto
maravilloso con el que te encuentras en la obligación de sacar lo mejor de ti,
y eso, no hay nada que le haga subir más y mejor la adrenalina a una apasionada
de negocio y personas como lo soy yo.
Es un camino largo, tenemos trabajo para
semanas, posiblemente meses, pero es reconfortante llegar a casa y analizar y
reflexionar con calma sobre los avances, único motor para levantarme una mañana
más, y volver a la rutina que ya nunca lo vuelve a ser…
Feliz semana!!!
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