7 de marzo de 2016

Trabajando con y para tu cliente


Talento. Palabra ambigua.
Sus definiciones darían lugar a una gran obra.
Jaime Balmes


Creo que todos los que conocéis mi trabajo, a través del blog o personalmente, sabéis a estas alturas lo importante que son las personas para mi, y como defiendo la capacidad para gestionar talento en las organizaciones en la era del conocimiento; no en vano escribí hace ya un par de años un post relacionado,  Capital de la organización, ex capital de la empresa en el que ya insistía en la importancia de "tratar bien" a los equipos, a tu gente, ya que sino, cualquier proyecto está condenado al fracaso.

Esta semana, he tenido la oportunidad de charlar con un cliente y he tenido que relacionar la actividad con su equipo con este artículo; me gusta contar historias, y en el caso de este cliente era no sólo necesario, sino insuficiente ya que está teniendo problemas de rentabilidad, los objetivos se están cumpliendo pero siempre un poco por debajo, la gente está contenta pero no se involucra más allá de su obligación, y tiene un grupo de personas dispuestas a trabajar, a generar confianza y aportar valor, lo que conocemos como intraemprendedores, de los que no puede tirar ya que supondría un cambio en el tipo y la forma de contrato que tienen. 

Más allá del ámbito legal y del área de las relaciones laborales, me sorprende que "el peligro" sea involucrar talento a la empresa, y que hacerlo se considere sospechoso por parte del equipo; ¿es preferible que no exista proyecto? ¿dejamos que la mediocridad se coma todo el camino andado? me sorprendió todavía más cuando tuve la ocasión de hablar con alguna de estas personas por la respuesta tan clara y evidente que demostró, así que antes te hago partícipe a tí: ¿qué opinas, que responderías si te dicen en tu trabajo que no puedes hacer más de lo que haces ante la situación de que eso supone hacerte indefinido en el puesto de trabajo que desempeñas? 

Esta persona, obviamente forma parte de la generación millennial y sin pestañear rápidamente me advirtió: ¿y quién dijo que yo quiera tener ese tipo de relación con esta empresa?  

No pude por menos que reírme, y evidentemente indagar sobre una respuesta así, lo que todavía provocó más risas, esta vez carcajadas...

Estamos tan habituados al trabajo para toda la vida los que tenemos una edad, que se nos olvida que actualmente, lo que mueve a los jóvenes es otra cosa, que las inquietudes son otras así que me ha llevado a replantearme que nuevamente, se nos olvida con facilidad que nuestro equipo también es nuestro cliente, y que muchas veces pasamos por alto que son los primeros que debemos tener contentos, así que te propongo antes de tomar una decisión por otra persona que te preguntes:

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  •  ¿Cuál es su momento actual? 
  • ¿está trabajando contigo por necesidad económica o por otra razón
  • ¿Cuál es su carácter? ¿hay empatia desde el principio, o te cuesta      llegar a ella?
  •  ¿Cuál es su potencial para tu proyecto? 


No dejes nunca que tu prisma para ver el mundo actúe sobre los demás, por que las sorpresas pueden ser importantes, y si la persona cumple las expectativas y realmente estáis cómodos tiempo habrá para ir dando pasos, pero destierra la idea de que, como en tu vida personal, alguien se va a quedar contigo por costumbre; antes o después, si no eres capaz de cumplir expectativas a un nivel razonable te encontrarás sólo y habrás perdido mucho tiempo ajustando tu modelo mental a la realidad que te encontrarás.

Feliz semana







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